2.12.13
Primero pensé que amaba mis tobillos, luego mis pies. Con el tiempo me di cuenta de que sólo quería mis zapatos. No, príncipe, no te los voy a dar. Te quedaste con aquel zapatito de marfil que con tanto esmero hizo mi hada madrina. Hasta mataste a un pobre ratoncito-chofer del carruaje para robarlo. Tendrás que conseguir tu propio par de zapatos.

0 comentarios:

| Top ↑ |