Una vez se despertó con el extraño deseo de
besar intensamente al jardinero del reino. Se limitó a mirarlo en silencio. Al príncipe le pareció raro que nadie le hacía caso ni se dirigía a él para consultarle sobre el
destino de los caballos, los campesinos revoltosos o el próximo baile. Como no
tenía ganas de lidiar con nada de eso, siguió callado. También tuvo ganas de
besar a su primo Rupaul, incluso al amigo de éste, Ishmael. No pudo detener el
irrefrenable e indecoroso impulso de sacarse la ropa y correr desnudo en el campo. Fue
entonces cuando descubrió que se había convertido en una princesa -de ahí que
todos lo trataran como si fuera invisible-. Adquirió presencia y visibilidad,
finalmente, cuando lo (la) vieron desnuda. Todavía siguen buscando al príncipe.
3.12.13
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