Que conste que yo hubiera tirado la chancleta si no fuera porque una sirvienta me alertó acerca del príncipe. Dijo que era coleccionista de chancletas y princesas. Si encontraba un calzado, tenía que conseguir su par, y si encontraba una princesa, tenía que enamorarla. Ah, no... Puedo hacerle frente a todo, pero no a un rompecorazones. Me entregué una vez a un príncipe que decía amarme con locura: esa fue la última vez que tiré la chancleta.
27.11.13
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